Treinta y cinco años separan la inauguración de la antigua plaza de toros de Madrid (1874) del proyecto para la plaza de toros del Real de San Carlos, en Colonia del Sacramento, Uruguay (1909). Esta distancia temporal refleja una problemática de transmisión estética originada en el coso madrileño: es el primer edificio en consolidar, en su fachada, el neomudéjar como estilo representativo del nacionalismo español a causa de las connotaciones patrióticas infundadas a la tauromaquia y al redescubrimiento de la arquitectura mudéjar medieval. Posteriormente aplicado en plazas de toros de América del Sur, este artículo explora la transferencia del modelo estético taurino de filiación neomudéjar en Uruguay, Venezuela y Colombia. El análisis arquitectónico de los ejemplos propuestos permitirá concluir en una dependencia del prototipo madrileño marcada por una referencialidad formal y visual.