La iglesia de Santa Filomena, ubicada en el valle de Aconcagua, Valparaíso, se presenta como un valioso símbolo de interés y devoción, que ha perdurado en el tiempo desde la época colonial. Sin embargo, el principal valor de este lugar no recae
en el edificio que, abatido por terremotos e incendios, se sostiene por sus muros perimetrales de adobe intervenidos, del cual su fidedigna y vetusta imagen se refugia en la memoria de algunos pocos. Son sus fervorosos creyentes quienes realmente mantienen en pie este templo, venerando allí a Santa Filomena, verdadera riqueza que cobija y da valor a este espacio, patrona responsable de la lluvia, intermediadora que asegura la vida y las cosechas en todo el valle. De esta forma, el proyecto de restauración propone la reconstrucción de la espacialidad de la antigua nave de esta iglesia, declarada Monumento Nacional, a través de una materialidad y atmosfera moderna actual. Se restaura entonces, una imagen con haces de luz que, junto con distanciar lo nuevo de lo antiguo, ilumina desde el cielo las escenas religiosas: Santa Filomena, altar y el perdido deambulatorio con el Vía Crucis. Además, se plantea integrar las distintas áreas existentes disociadas: arquitectura, explanada y huertos en un Conjunto Patrimonial Religioso, a partir de patrones de uso y tipologías constructivas propias del valle de Santa Filomena.